Una guía de referencias literarias, geográficas y cinematográficas a lo largo del drama existencial mexicano de Alejandro González Iñárritu.
En BARDO, falsa crónica de unas cuantas verdades, el director mexicano Alejandro González Iñárritu ofrece un espectáculo a partir del delirio de su personaje principal. La película es una odisea personal, pero también es un sueño sobre un país que parece siempre forcejear con su propia memoria. Iñárritu puebla la película con múltiples referencias, símbolos y guiños a la historia y a la cultura de México y su capital. Inserta pequeños mensajes, a veces ocultos, a veces no tanto, que dejan al descubierto las influencias del cineasta, y que aluden al pasado de un territorio con múltiples identidades.
He aquí una guía cronológica de algunas de las referencias más importantes que se pueden hallar en el viaje del periodista Silverio Gama. Puedes consultarla mientras ves la película en Netflix.
El título
00:06:30
Se ha establecido ya que la primera palabra del título de la película (bardo) alude a un término budista que se usa para nombrar un estado de transición. Pero existe otra acepción que podría reclamar su mención en esta guía. Los bardos también eran los poetas antiguos que viajaban de pueblo en pueblo para narrar las historias épicas del pasado. En un mundo aún sin escritura, sus crónicas eran prácticamente memoria hablada, cambiante y fluida. México sigue siendo un país profundamente oral, de leyendas que mutan cada vez que son contadas. La película de Iñárritu no está tan lejos de esa tradición: de la maleabilidad del pasado y de las epopeyas de los héroes que regresan a la tierra natal (como Ulises) para enfrentar espejismos.
El anfibio de la sonrisa eterna
00:06:50
Silvero (Daniel Giménez Cacho) permanece sentado en el vagón de un tren urbano. Sus manos sostienen una bolsa inflada de aire y agua, en la que nadan tres anfibios curiosos y rosados. Los ajolotes son una especie nativa de México y poseen una característica que los hace fascinantes: son capaces de conservar sus rasgos de renacuajo en edad adulta. Estas criaturas acuáticas, que logran reproducirse sin llegar a ser nunca salamandras adultas, viven su vida en la eterna juventud y es por eso que se han usado desde hace décadas para construir alegorías sobre los estados intermedios, la identidad mexicana y su transición permanente a la supuesta modernidad. Se les ha dado el papel de representantes del pasado, la melancolía y la soledad, por lo que su presencia subraya el limbo en el que se encuentra Silverio. También es un indicio temprano de las intenciones del cineasta de escarbar en la idea (¿invento?) de la mexicanidad.
La “compra”
00:06:50
Silverio despierta en su departamento de la Ciudad de México y escucha en la radio una noticia insólita: Amazon, el emporio de Jeff Bezos, desea comprar el estado de Baja California, y no solo eso, sino que además cuenta con el apoyo tanto del gobierno de EUA como del mexicano. Se trata de un picotazo humorístico a un pasaje de la historia de México que aún pesa sobre el imaginario colectivo. En 1848, el país perdió más de la mitad de su territorio a manos de EE. UU., por medio de un acuerdo que puso fin a la guerra mexicano-americana. Sólo recibió 15 millones de pesos como compensación, como Silverio apunta durante una visita al siguiente lugar de nuestra lista.
El Castillo de Chapultepec
00:09:28
Silverio se reúne con el embajador estadounidense en este lugar emblemático de la Ciudad de México, un castillo construido durante el siglo XVIII en un cerro (el cerro del chapulín, que en lengua mexica es Chapultepec), y que fue hogar de virreyes, emperadores y presidentes hasta que abrió sus puertas como museo en 1944.
Con ironía, Iñárritu pone a los dos hombres a negociar y a medir fuerzas en el mismo palacio que sirvió de fortaleza contra la invasión estadounidense, el 12 y 13 de septiembre de 1847. Se trató de una batalla perdida para los mexicanos, pero de ella surgió el mito de los llamados Niños Héroes, que Silverio comienza a narrar. La historia los documenta como alumnos del Colegio Militar que decidieron quedarse a pelear para defender la posición hasta el último momento. La tradición, impulsada principalmente por el Estado, los recuerda más bien como figuras sacrificadas y trágicas, con uno de ellos –Juan Escutia– incluso rescatando la bandera de México y aventándose con ella de una torre (aunque esto último ha sido muy cuestionado por historiadores). Ese es el momento que vemos al final de la escena y que se recreó en un estacionamiento en otra parte de la ciudad, debido a las restricciones de filmación en este sitio histórico.
Bienvenidos a Televisa
00:18:07
Silverio recorre los foros de una cadena de televisión, en donde le harán una entrevista. Camina, como intoxicado, por los sets estridentes de un programa de variedades, un musical de vedettes y rumberas, se detiene en un camerino vintage y finalmente se sienta al aire, en un show que recuerda a un circo romano. No hay mexicano que vea esta escena y no reconozca en ella a la televisora que ha moldeado (y muchos dirían secuestrado) el imaginario colectivo de México. Televisa, la principal cadena de TV en el país, es sinónimo de hegemonía, es el sistema. Siempre cercana al poder y la élite, también es en donde actores, directores y demás talentos del cine suelen encontrar sus primeras oportunidades. Iñárritu empezó su carrera audiovisual en la publicidad y de la mano de la televisora, creando comerciales que aún son icónicos, tras ayudar a revolucionar la radio juvenil como director de la estación WFM, también de Televisa. Esta escena, entonces, le permite a Iñárritu darle lugar a los cuestionamientos mordaces de su propia consciencia, en la forma del periodista Luis Valdivia, que se burla de sus inicios capitalistas.
El ajolote de Julio Cortazar
00:40:15
Inspirado en la arquitectura de los años 30, específicamente de aquellos edificios ubicados en el barrio de La Condesa, en la Ciudad de México, el departamento en donde Silverio y su esposa Lucía se persiguen traviesamente presume de libros por doquier: los hay en sillones, mesitas, estantes. A lo largo de la película es posible distinguir obras y autores, como Octavio Paz o Jorge Luis Borges, que el cineasta ha mencionado como influencias. Pero también hay una referencia literaria escondida en esa pecera del cuarto de Lorenzo, el hijo de Silverio. La forma en que la cámara retrata a su protagonista, quien se asoma por el cristal para ver a los habitantes acuáticos, es un guiño al famoso cuento fantástico Axolotl , del escritor Julio Cortazar, en el que un joven se obsesiona tanto con una de estas criaturas, que termina por intercambiar lugar con ella: él se vuelve el ajolote en el acuario.
El diseñador de producción Eugenio Caballero decoró la pecera con un pequeño templo azteca, que comparte el espacio con una figurita de la moderna Torre Latinoamericana, ícono de la ciudad, como si el agua tuviera el poder de empalmar diferentes eras.
California Dancing Club
01:03:00
La fiesta que el sindicato de periodistas le prepara a Silverio tiene lugar en este salón de baile emblemático, popularmente conocido como El Califas, que abrió sus puertas en 1954. Ha logrado sobrevivir en dos milenios distintos, a distintos terremotos y una pandemia, recibiendo a varias generaciones de bailarines sin darles ni una gota de alcohol (no se permite su venta para mantener el ambiente sano y familiar). El paso de la producción de BARDO por ahí es como un guiño al origen, pues el edificio solía ser una sala de cine antes de cambiar de giro. Ahora, en un vuelco del destino, el espacio vuelve a transformarse. De acuerdo con Eugenio Caballero, el equipo reconfiguró el interior para poder sostener las largas tomas del fotógrafo Darius Khondji. Reforzó la estructura del espacio, colocó candelabros y cientos de espejos que el lugar ha decidido conservar después del rodaje.
Los espíritus de Juan Rulfo
01:33:50
Silverio camina por las calles desiertas del Centro Histórico de la Ciudad de México. La luz del sol crea sombras antropomorfas, espectros. Se escuchan sus pasos ominosos. Hay presencias, pero son inmateriales. Esta secuencia es un homenaje que el cineasta mexicano hace a la literatura de Juan Rulfo, repleta de fantasmas, y cuya novela Pedro Páramo es considerada la máxima obra de las letras mexicanas.
Cuerpos que caen
01:36:57
Una mujer se desvanece en la calle frente a Silverio. No está muerta, está desaparecida. Nadie la puede tocar. Poco después cae otro y luego otro, hasta que Silvero está rodeado de cuerpos caídos y no queda más que caminar entre ellos. El cineasta alude a la crisis de personas desaparecidas que vive el país, que nos habla de otro estado intermedio, pues desaparecer no es lo mismo que morir. En una escena anterior, Lorenzo ya le había advertido a Silverio sobre los absurdos de romantizar como artista y como mexicano a un país que también es infierno. Al fondo, esta vez en tamaño real, la Torre Latinoamericana. Y en las alturas, un general del ejército flanqueado por banderas, como representante de la militarización que no ha hecho más que agravar la violencia.
El Zócalo
01:42:08
En un guiño inesperado a su ópera prima, Amores perros, tres canes callejeros acompañan a Silverio mientras se dirige a la plaza principal del Centro Histórico de la ciudad, el Zócalo o Plaza de la Constitución. Fue muy cerca de ese lugar, en donde hoy se alzan los símbolos del poder político y religioso, el Palacio Nacional y la Catedral, que el emperador azteca Moctezuma conoció al español Hernán Cortés en 1519. Ahí se puso en marcha la Conquista de este territorio. Al llegar, Silverio encuentra a un gigante de piedra que agoniza. Es Centéotl, el dios mexica del maíz.
Octavio Paz y Hernán Cortés
01:44:33
“¡Las ideas se comieron a los dioses!”, grita de pronto Hernán Cortés, subido a una pirámide de cuerpos mexicas. Sus palabras pertenecen al poema Petrificada petrificante, de Octavio Paz, quizá el escritor mexicano más canónico cuando se trata de reflexionar sobre la identidad mexicana. Sus versos son, como lo es BARDO, una sucesión de imágenes que fluyen para crear un discurso. ¿Qué distingue a lo mexicano? Paz hizo todo un ensayo sobre ello a mediados del siglo pasado en su obra El laberinto de la soledad, pero en Petrificada petrificante nos hace sentir el polvo, la piedra y la crudeza de la Conquista. Silverio y Hernán conversan en la cima de la estructura de cadáveres y el mensaje es tan claro que no llega a metáfora. México, que aún hoy lidia con la herida del colonialismo, se construyó sobre los cuerpos de los pueblos originarios.
Elena Garro
02:08:43
De regreso en Los Ángeles, Silverio y su familia entran a su casa y de inmediato es posible distinguir un libro en una mesita de cristal, con formas de color azul en su portada. Se trata de Los recuerdos del porvenir, de la escritora Elena Garro, quizá una de las influencias literarias menos mencionadas cuando se habla de la película. Su presencia ahí no es gratuita, pues es considerada la precursora del realismo mágico latinoamericano que internacionalizó a sus colegas hombres. Ella, por otro lado, fue enviada al olvido, por ser controvertida en tiempos en que eso no le estaba permitido a ninguna mujer, por muy brillante que fuera. BARDO la invoca muy a propósito, a ella y a su imaginación ilimitada, su capacidad para la poesía y su juego de tiempos y espacios.
El desierto
02:08:43
Regresamos al desierto, en donde todo comenzó. Silverio flota sobre el paisaje árido y polvoso. Se encuentra en el bardo por excelencia: el territorio aparentemente infinito que enmarca los viajes de los migrantes hacia Estados Unidos; una odisea que Silverio, como migrante de “de primera clase”, nunca tuvo que enfrentar. Algunos llegarán al destino, otros se quedarán ahí para siempre.