La directora de El lugar de la otra pasa del documental a la ficción con este drama criminal chileno
Incluso en la primera incursión de Maite Alberdi en la narración ficticia, la directora dos veces nominada al Óscar, hace valer su antigua pasión por el documental. El lugar de la otra dramatiza la historia real de la reconocida autora chilena María Carolina Geel, quien en 1955 disparó y mató a su amante, Roberto Pumarino Valenzuela, mientras tomaban el té en el elegante Hotel Crillón de Santiago.
Después de la protesta de mujeres prominentes de la comunidad literaria del país, Geel fue finalmente indultada por el presidente, aunque nunca se entendió del todo la razón de su crimen. “En el Chile del siglo XX, la mayoría de las mujeres condenadas por asesinato fueron indultadas solo por ser mujeres; condenarlas les habría dado visibilidad”, afirma Alberdi. “Los indultos siempre aludían a la locura de las asesinas, pero nadie escuchaba realmente sus razones”.
Aunque la directora no ofrece respuestas sencillas al enigma del asesinato de Valenzuela, pinta un retrato esclarecedor de la vida de María Carolina y de las mujeres de la época, al centrar su historia en Mercedes (Elisa Zulueta), una secretaria ficticia del juez que preside el juicio de la autora. La casa de Mercedes en la que vive con su marido y con sus dos hijos adolescentes refleja el Chile de los años 50: se confía en ella, pero al mismo tiempo se la da por sentada. No solo se espera que trabaje en el juzgado, sino que también vuelva a casa y realice todas las tareas domésticas.
Cuando Mercedes es convocada para apoyar el juicio de María Carolina y recoger sus pertenencias en su departamento, esta esposa común y corriente se enfrenta a un estilo de vida independiente que nunca pensó que fuera posible para una mujer. Lo más importante es que para Mercedes es evidente que María Carolina (Francisca Lewin) rechaza toda forma de vida doméstica y, aun en este contexto morboso, la posibilidad de tener esta libertad en su propia vida comienza a transformarla. “Todas las mujeres pueden identificarse con la necesidad de tener su propio lugar”, menciona Alberdi, “la necesidad de tener un lugar personal, creativo y tranquilo”.
Aquí, Alberdi, quien dirigió los documentales El agente topo (2020) y La memoria infinita (2024), analiza su enfoque de la narrativa conmovedora y ficticia de El lugar de la otra, considerada la candidata chilena a Mejor Película Extranjera en la 97.ª edición de los Premios Óscar y en los Premios Goya.
A continuación, presentamos una versión abreviada y editada de la entrevista.
Entrevistador: ¿Cómo decidiste llevar la historia de María Carolina Geel a la pantalla grande y por qué la abordaste desde la perspectiva del personaje ficticio Mercedes?
Maite Alberdi: La idea surgió del libro Las homicidas. Me atrajo su perspectiva sobre las mujeres asesinas del siglo pasado, la comprensión de cómo las mujeres fueron juzgadas y cómo sus crímenes las hicieron invisibles y las silenciaron. Fue interesante la tesis de la autora Alia Trabucco sobre la invisibilidad y cómo se las veía a las mujeres cuando eran juzgadas, además de la idea de la anormalidad del crimen de las mujeres: Las mujeres no matan; si lo hacen, es porque están locas. Intentamos entender a Geel y sus motivos.
Cuéntanos sobre el proceso de casting. ¿Qué aportaron Elisa Zulueta y Francisca Lewin a sus personajes?
Maite Alberdi: Elisa y Francisca tienen estilos y procesos muy diferentes. En el caso de María Carolina, Francisca tuvo que trabajar con el enigma de la propia escritora. Aunque todo está basado en testimonios y archivos reales, es un personaje muy enigmático, difícil de entender y que se comunica con muy pocas palabras.
Mercedes, por su parte, es observadora de la acción desencadenante de María Carolina. Son seres diferentes: la personalidad enigmática y cautivadora de la escritora frente a una mujer invisible que más adelante se dejará ver. El desafío del casting consistió en encontrar los actores que retrataran una visibilidad que no tuviera nada que ver con ser visto por otros, sino más bien con comenzar a verse a uno mismo en consonancia con el autodescubrimiento en la película
¿Cuáles fueron los principales retos de realizar una película ambientada en los años 50?
Maite Alberdi: No basta con decir que era una época diferente; hay que identificar qué tipo de cosas seguimos cuestionando hoy y qué problemas aún no se han resuelto. Lo más desafiante es que las ideas no son específicas de esa década, sino que trascienden el tiempo. Luego está el aspecto más práctico de recrear la época en un país que ha conservado muy poco; fue un gran logro de nuestro equipo de arte y vestuario
¿Cómo fue dirigir tu primer largometraje de ficción? ¿Qué elementos de tu carrera como documentalista se pueden ver en esta película?
Maite Alberdi: El lugar de la otra se basó en una investigación documental: el libro de Alia no es ficción y los expedientes son reales. Como se basa en la realidad, tomé la perspectiva de mirar un caso histórico desde el presente. Esta película es como el documental que habría hecho en la época del caso de Geel. Fue una reconstrucción histórica de testimonios, hechos y expedientes reales, por lo que utilicé mucha de la misma metodología que pongo en práctica al dirigir documentales.
¿Qué mensaje quieres transmitir con El lugar de la otra?
Maite Alberdi: Toda mujer está en búsqueda de espacios de libertad. Aquí hay una historia de una mujer que mira a otra mujer que ha conquistado su libertad, incluso en la cárcel, porque ese es su espacio personal. La libertad es relativa; las mujeres la construimos al vernos unas a otras, al tener mujeres a las que admirar, en las que vernos, con las que hablar y compartir historias. Todos estos elementos nos ayudan a crecer.