La dedicada estrella explora la profundidad de la soledad en El poder del perro.
Una de las mayores ventajas de tener una pareja exitosa es que siempre tienes a alguien que puede detenerte antes de que cometas un error terrible. El caso es así: cuando los conflictos de agenda amenazaban la posibilidad de que el solicitado actor Jesse Plemons aceptara el papel del amable y tranquilo George Burbank en El poder del perro, el drama ambientado en los años veinte en el Oeste, la prometida de Jesse, Kirsten Dunst, lo ayudó a decidirse. «Kirsten me dijo: “Es Jane Campion. Tienes que hacerlo”». La oportunidad de trabajar con la directora neozelandesa ganadora del Óscar es, sin dudas, un regalo único: El poder del perro es la primera película que Campion hace desde El amor de mi vida, de 2009. Y Plemons le saca el jugo a cada plano en este rol secundario tan fundamental.
Cuando empieza la película, George ha vivido toda una vida como el silencioso y ridiculizado hermano menor del carismático ganadero Phil (Benedict Cumberbatch), quien no pierde oportunidad de despreciarlo por su carácter dócil. Después de absorber los golpes de la vida, George encuentra un espíritu afín en Rose, la viuda que interpreta Dunst, quien lleva adelante el restaurante Red Mill, el sustento económico para ella y su hijo adolescente Peter (Kodi Smit-McPhee). Pasan por un tiempo de tímido cortejo y pronto se casan, pero ninguno de los dos percibe el terrible peligro que Rose deberá enfrentar cuando comiencen una nueva vida en el rancho de Phil.
Al igual que Dunst, Plemons empezó a actuar cuando era niño, antes de llegar al corazón del público con su adorable interpretación de Landry Clarke en Viernes de fútbol. Ampliamente reconocido por su estilo de actuación versátil y naturalista, rápidamente Plemons empezó a acumular créditos impresionantes en el cine y la TV, como Breaking Bad; The Master: Todo hombre necesita un guía; Puente de espías; El vicepresidente: Más allá del poder; El Irlandés; Pienso en el final; Judas y el mesías negro, entre otras, en donde trabajó junto con directores como Steven Spielberg, Martin Scorsese y Paul Thomas Anderson.
Recibió dos nominaciones al Emmy, la más reciente por su papel como el contrariado programador de videojuegos del episodio de Black Mirror «U.S.S. Callister», de 2017, y otra por su interpretación en la temporada 2 de la aclamada serie de antología Fargo, en 2015. Fue en el set de esta serie que conoció a Dunst, donde interpretaban a Ed y Peggy Blumquist, una pareja de clase obrera de Minesota que termina atrapada en negocios turbios en su pequeño pueblo.
«Enseguida confiamos el uno en el otro y eso es algo raro de encontrar. Es algo intangible y difícil de explicar, por qué uno trabaja bien con ciertas personas o por qué es más fácil con algunas. Es como pasa en la vida, que no sabes por qué entablas una amistad con alguien o sientes que ya lo conoces. Nos pasó eso en Fargo, y por el motivo que sea, tenemos la capacidad de ser muy francos el uno con el otro», explicó.
Esa facilidad de comunicación les sirvió mucho para encontrar el ritmo del romance que surge entre las dos almas más solitarias de El poder del perro. «Con George y Rose, todo eso se desarrolla en tiempo real, así que no hay una historia previa. Había menos para crear y más para hacer, había que entregarse al momento. Fue lo máximo, no solo poder trabajar juntos otra vez, sino en una película de Jane Campion, en Nueva Zelandia, y traer con nosotros a nuestro hijo de dos años», dijo Plemons.
Krista Smith: ¿Qué fue lo que más te impactó en la primera reunión con Jane Campion? ¿Qué pensaste de George, tu personaje?
Jesse Plemons: Ella tiene un sentido del humor muy divertido, muy específico, que a mí me encantó. Obviamente, es una maestra en lo que hace, pero esto parecía ser algo un poco diferente para ella, lo cual me entusiasmó. A mí no me interesaba interpretar a la versión de George que se basa en lo que Phil dice de él. Después de leer el libro, me di cuenta de que la mayor parte de la información que obtienes pasa por la mirada de Phil. Todo proviene de este hermano mayor que ha estado usando a George como un felpudo durante años. En el libro, hay una escena en la que George está hablando con Rose sobre sus recuerdos de cuando iba a la playa, en la costa este, con sus padres. Hay una línea de diálogo que dice algo así como: «A veces sueño con eso». Eso me dio la pauta de que había algo más debajo de la superficie. Jane me dio como referencia a Robert Duvall (que es uno de mis actores favoritos) en El padrino, con ese poder calmo y esa dignidad. Y me entusiasmó que ella ya estuviera pensando en él de esa manera.
¿Cómo fueron los ensayos para la película con Jane Campion?
JP: El primer día de ensayo, ella trajo a un especialista en movimiento para que nos acompañara y respondiera todas nuestras preguntas acerca de cuestiones físicas de nuestros personajes. Pero [con Benedict] en nuestro primer día de ensayo, los hermanos tuvimos que bailar un vals al ritmo de una canción de Elliott Smith. Fue muy extraño. He estado en muchas clases de actuación, y cuando te sientes incómodo, en general, significa algo bueno, ¿sabes? Así que creo que fue una brillante forma de comenzar. Es muy fácil, sobre todo al principio y con una historia tan rica como esta, caer en la trampa de querer abordarla desde un lugar intelectual. Por el contrario, esta fue una manera de relacionarnos de inmediato en otro nivel. Ella quería que él liderara y yo lo siguiera. Fue como un atajo hacia nuestra dinámica. Luego nos pusimos a hablar sobre la historia de ellos y a hacer algunas improvisaciones. El primer día de filmación se nota que hace la diferencia haber sentido que ya te pusiste en la piel del personaje por un tiempo.
Hay una soledad extrema que recorre a todos estos personajes, pero también está la soledad del Oeste y de esta época en particular. Está llegando el automóvil. Va quedando de lado una forma de vida anterior. Es un punto de cambio muy interesante.
JP: Uno de los temas que hablamos con Jane en nuestra primera reunión fue la época, y lo que significa ser vaquero, toda la mitología y lo que rodea al personaje. Al crecer en Texas en una familia en la que mi papá enlazaba caballos y cabalgaba, yo también cabalgo desde pequeño y fui a rodeos y todo eso. Larry McMurtry tiene un excelente libro de ensayos que se llama In a Narrow Grave. Se trata de eso mismo. Recorre Texas en un auto, explorando lo que significa ser vaquero hoy, ahora que mucha gente deja las áreas rurales en busca de ciudades más grandes y que el caballo ha sido reemplazado por el automóvil. También está toda la mística alrededor de la figura misma del cowboy. Hay una especie de orgullo en su soledad. Es como una insignia o algo así.
Creciste en un pueblo pequeño y rural de Texas, donde jugabas fútbol americano. ¿Cómo descubriste la actuación? Porque hace mucho tiempo que estás haciendo esto.
JP: Bueno, al principio fue una casualidad. Similar a Kirsten, en realidad, porque nuestras mamás eran de esas que decían: «¿No es una belleza mi criatura?». Me llevó a un casting abierto para un comercial cuando tenía dos años y medio, y me eligieron. Por un tiempo, como una salida familiar divertida, aparecíamos como extras en cualquier cosa que se estuviera filmando en la zona. A medida que fui creciendo, todo esto me empezó a interesar más, no solo el hecho de actuar, sino todo el entorno que se arma alrededor de un set y los distintos tipos de personas que conoces ahí. Al venir de un pueblo de 2000 habitantes, que es un lugar que adoro y al que me encanta volver siempre, esto era como poder espiar un mundo diferente. Fui extra en algunos wésterns y sentía que me metía en ese mundo. Había cierta atracción a esto y creo que era lógico que terminara actuando tarde o temprano, pero me siento agradecido de haber sabido que existía esta opción a tan corta edad.
Lo que me encanta es que siempre fuiste Jesse Plemons, este actor de bajo perfil que aparece en pantalla y le da un sacudón al público. No pasaste por ninguna etapa adorable de Disney ni nada de eso.
JP: Aunque lo hubiera querido, no habría funcionado. Audicioné para algunas cosas de Disney, pero no quedé.
Hablemos de lo que has hecho: Viernes de fútbol fue un éxito. Fargo, Breaking Bad. Trabajaste con Robert De Niro, Al Pacino, Amy Adams y Philip Seymour Hoffman. Tienes una filmografía increíble. Y ahora, aquí estás, con Jane Campion. ¿Qué aprendiste sobre tu arte o, incluso, sobre ti mismo, al trabajar con estos colegas? ¿Te llevas algo de cada una de esas experiencias?
JP: Sin dudas. Eso es lo más fascinante de todo esto. Cuando era más joven y estaba más metido en el deporte, me encantaba jugar con chicos más grandes porque eran mejores y así es como se aprende. Con todos los grandes directores, en mi experiencia, existe una devoción inquebrantable por la historia y los personajes, una búsqueda constante, nunca se alcanza la satisfacción total. No es casualidad que en estas películas estén algunos de los mejores actores y diseñadores de producción. Cada gran director usa cada pieza del rompecabezas para contar y hacer crecer la historia. Tener una escena con De Niro fue uno de los momentos destacados de mi carrera a nivel personal. Hay un constante tire y afloje entre la preparación y la necesidad de asegurarte de que conoces al personaje, pero también está la voluntad de vivir el momento y no quedarte trabado en algo intelectual; siempre me entusiasman esos momentos únicos que aparecen al reunir a todas estas personas brillantes.