Jane Campion lleva un conjunto negro y gafas negras de marco grueso. Posa contra una pared blanca.

Jane Campion

La legendaria directora conversa con Kimberly Peirce sobre El poder del perro.

Entrevista de Kimberly Peirce
Retratos de Grant Matthews
12 de enero de 20229 MINS

Desde el momento en que leyó la novela de Thomas Savage de 1967, El poder del perro, Jane Campion supo que quería llevar a la pantalla la compleja historia de amor, obsesión y asesinato en la frontera de Montana de los años veinte. Pero incluso para la prestigiosa cineasta, el ambicioso proyecto era desalentador desde el principio. «La tarea de dirigir trae esa enorme carga de imaginación, cuando comienzas a trabajar en tu guion, o en el de cualquiera, y te das cuenta de que vas a tener que manifestarlo de alguna forma —confiesa Campion—. Debes imaginar cómo será. A veces, debes imaginarlo todo incluso antes de conocer las locaciones o a los actores. Creo que es bastante estresante».

Solo Campion podía canalizar su estrés en una inigualable obra de arte sin concesiones. Con El poder del perro, su primer largometraje desde El amor de mi vida (2009), Campion ha dado forma a un emocionante drama que combina un thriller psicológico con un estudio de personajes fascinante. En el centro se encuentra el ganadero volátil Phil Burbank (Benedict Cumberbatch), un hombre tosco cuyo desprecio por los demás proviene de un desafortunado matrimonio envuelto en arrogancia y autodesprecio.

Al principio de la historia, Phil tiene una relación complicada con su hermano menor George (Jesse Plemons), con quien comparte su habitación y a quien atormenta sin cesar. Al sentirse solo y abandonado por su hermano, George comienza a pasar tiempo con una viuda llamada Rose (Kirsten Dunst), y la pareja no tarda en casarse. Pero cuando Rose y su hijo adolescente del matrimonio anterior, Peter (Kodi Smit-McPhee), se mudan a la propiedad de Burbank, Phil inicia una campaña de intimidación que lleva a Rose al alcoholismo. El ganadero intelectual es mucho más amable con Peter. De hecho, Phil parece dispuesto a transmitirle al joven parte de la sabiduría que recibió de su propio mentor, Bronco Henry. Callado y observador —y fuera de lugar en la escena rural—, Peter demuestra ser un estudiante rápido, pero su repentino interés por las costumbres de la granja y su creciente cercanía al antagonista de la madre son inescrutables.

Desde su estreno en el Festival de Cine de Venecia de 2021, El poder del perro ha sido reconocida por sus impresionantes efectos visuales y su profunda narrativa, lo que refuerza la ya establecida reputación de Campion como una maestra del cine. Cuatro años después de estrenar su primer largometraje, Sweetie (1989), se convirtió en la primera mujer en ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes y en la segunda mujer en ser nominada al Óscar a mejor dirección, por El piano (1993). 

Recientemente, Campion se reunió con Kimberly Peirce, guionista y directora de las aclamadas películas Los muchachos no lloran y Negocio de sangre para hablar sobre qué la conmueve de El poder del perro, qué factores influencian su enfoque a la hora de dirigir y cómo, incluso en este momento de su carrera, Campion aún se siente insegura cuando se para por primera vez detrás de la cámara para dar «acción» a un nuevo proyecto. La siguiente es una versión editada de su conversación. 

Benedict Cumberbatch, Jane Campion, and Kodi Smit-McPhee mingle outside in this green, sun-lit scene. Cumberbatch wears a wide-brimmed hat and dark clothing. Campion wears headphones, jeans, and a grey top. Smit-McPhee wears a white wide brimmed hat and dark pants.

Benedict Cumberbatch, Jane Campion, y Kodi Smit-McPhee

Kim Peirce: ¿Qué te cautivó de la historia? Si pudieras regresar a un momento trascendental como directora de la película, ¿hay una imagen o un sentimiento específicos?

Jane Campion: Mi recorrido con el material se basó en el enorme respeto que tenía por el trabajo que Thomas Savage hizo con su novela. No es fácil hallar una narrativa excelente. Lo primero que pensé fue: «Dios mío, esta es la vida de Thomas Savage». Puedes sentirlo en la obra, en el material original. Fue una base muy sólida para comenzar. Sin importar cómo pelábamos las capas, la historia nunca nos falló. Nunca llegábamos al fondo. Siempre había más, y siempre era interesante. La historia funciona hasta de una manera temática, en la que los personajes se expanden, se exponen, llegan a una crisis y a un final. En esencia, es un retrato trágico.

KP: Me fascina cómo la describes...

JC: Para inspirarme, me gusta salir del cine. Cuando te limitas a decir «voy a ver algunas películas para inspirarme», luego tienes la sensación de estar copiando, y esa no es la idea. Me gusta volcarme en el arte. Miré mucho de Lucian Freud, y no paraba de recordar la imagen de la novela de Phil bañándose desnudo en el agua. Pensaba: «Phil, te voy a desnudar. Eres hermoso debajo de todo eso. Eres peligroso, pero también hermoso».

Jane Campion and The Power of the Dog crew stand around a buggie in which Kirsten Dunst and Kodi Smit-McPhee sit.

Jane Campion, el equipo de El poder del perro, Kirsten Dunst y Kodi Smit-McPhee

KP: ¿Sientes que sabes cuándo se logra ese fluir perfecto y cuándo no? ¿Puedes darte cuenta?

JC: Creo que los actores no siempre lo saben. Dirigí El amor de mi vida cuando lo que más quería era una actuación relajada y no aceptaba nada que no creyera por completo. Me dije a mí misma: «No voy a reaccionar a menos que crea lo que está pasando». No era un truco ni nada; era pura honestidad. Después de dos o tres días así, el elenco se estaba inquietando bastante. Entonces Ben [Whishaw] estaba sentado junto a un escritorio, sin hacer nada, mirando un punto fijo en el piso. Y luego de mirarlo detenidamente pensé: «A este tipo le creo». De repente, me intrigaba mucho lo que sucedería, y lo dije. A partir de allí, los actores empezaron a confiar en que a veces está bien no hacer nada... solo ser. No hay nada más fascinante que ser. 

KP: El suspenso en tu obra me parece sorprendente. Sabemos que el peligro se acerca..., pero no cuándo nos saltará encima.

JC: La clave del suspenso es que debes descifrar cómo calibrarlo, porque es el motor de la obra. Aquí arranca despacio y luego acelera. Depende de cuánta información necesites develar a través de él. Si tienes un motor muy calibrado, todo es historia, y la narrativa tiene un cierto nivel de exigencia, entonces no tienes margen para que Phil pase tiempo con un pañuelo o lo que sea... Disfruté mucho el proceso de encontrar el motor correcto para este tipo de historia.

Jane Campion and The Power of the Dog crew stand together looking at something off camera. Campion wears a straw hat, grey shirt, and chunky glasses.

Jane Campion y el equipo de El poder del perro

KP: La vulnerabilidad en la película es extraordinaria. Puede verse en el rostro de Kirsten, es tan profunda...

JC: Cada día me enamoro más de Kirsten. Me fascina su trabajo desde que la vi en Las vírgenes suicidas, la bellísima obra de Sofia [Coppola]. Es casi como Gena Rowlands, tiene esa belleza predestinada. Creo que, a medida que Kirsten se hace mayor, resulta más conmovedora su presencia hogareña, cariñosa y femenina, o la bondad que parece tener. Me duele que Rose sea víctima de los juegos psicológicos y la traición de Phil. 

KP: ¿Le diste alguna indicación a Kodi para dar forma a su interpretación? Su transformación es extraordinaria.

JC: Él dice que yo lo impulsé mucho y que está muy agradecido. A veces, es necesario ese impulso. Le sugerí que trabajara con expertos en la técnica Alexander para lograr la manera de caminar, que se describía en el libro como un andar de piernas rígidas, y explorar realmente eso en su cuerpo, en lugar de algo que se agrega. Quería que hallara la manera de hacerlo parte de su esencia. Kodi es una persona genuina. Transparente. Para mí, lo importante es llegar a ese lugar donde hay suficiente confianza para experimentar, para probar cosas sin miedo a fracasar juntos. Porque, repito, creo que gran parte de la dirección consiste en fracasar.

KP: Me encantaría escuchar los pensamientos que te vienen cuando reflexionas sobre eso ahora.

JC: Recuerdo que le dije a mi primer asistente en el primer día de rodaje: «No sé cómo hacer esto. No me imagino cómo será posible». Me dijo: «Jane, vamos a hacerlo como siempre lo hemos hecho. Vamos a apuntar la cámara, a ubicar a algunas personas delante de ella y a filmar». Y yo dije: «Sí, es cierto. Así lo hacemos». Siempre ocurre el milagro cuando piensas que no sabes lo que estás haciendo ni qué haces ahí. Miras a través de la lente y de inmediato piensas: «No, eso no está bien. Eso debería ir aquí». Algo se apodera mí, una idea de juego y conocimiento, que es mi parte favorita, sentir esa emoción y chispa en el set, la energía, la dicha de las imágenes que cobran vida, y de los actores que no dejan de sorprender.