‘Distancia de rescate’ Investiga la Maternidad
Carola (Dolores Fonzi) y Amanda (María Valverde) se sientan en un campo de flores silvestres y pasto. Carola usa una camisa abotonada color turquesa y Amanda una chaqueta de color oscuro.

Distancia de rescate

La directora Claudia Llosa y la escritora Samanta Schweblin se reúnen con la periodista Katya Adaui para una a conversación sobre la maternidad.

Escrito por Carlos Aguilar
Fotografía por Diego Araya
15 de octubre de 202112 MINS

En “Distancia de rescate”, el más reciente largometraje de la aclamada directora peruana Claudia Llosa, dos madres y sus respectivos hijos se ven envueltos en un enigmático drama que desdibujalas líneas entre la realidad y el misticismo, entre el miedo y el amor incondicional.

Amanda (María Valverde), una joven mujer española, está de visita en un pueblo rural de Argentina con su hija. Su marido ha prometido reunirse con ellos en unos días. Intrigada por su casual sinceridad, Amanda se hace amiga de Carola (Dolores Fonzi), una mujer local con muchas historias que contar. Desconfiada de su único hijo David (Emilio Vodanovich), cuya mirada penetrante desconcierta, Carola advierte a Amanda sobre las cosas que no puede ver pero que aún así existen.

A medida que crece la confianza, un vínculo sensual e inclasificable se desarrolla entre las dos mujeres. Por medio de Carola, Amanda reconsidera el concepto de la distancia de rescate, que escuán lejos físicamente puede estar una madre de sus hijos y aún tener tiempo suficiente para interceder cuando el peligro acecha. Corrientes temáticas relacionadas con una espiritualidad poco ortodoxa y el ambientalismo fluyen a través de “Distancia de rescate” creando un complejo viaje sensorial.

Llosa, cuyo segundo largometraje “La teta asustada” se convirtió en la primer película peruana nominada a Mejor Largometraje Internacional en los Premios de la Academia, continúa su reexaminación cinematográfico sobre la maternidad con un toque paranormal. Adaptada del libro epónimo de la galardonada novelista argentina Samanta Schweblin, con la participación de la autora en creación del guión, la sensual película funciona con una estructura poco convencional y usa la voz en off para colocas al espectador en un estado mental singular donde el subconsciente y la vida real se cruzan.La conversación tomo lugar como parte del más reciente Festival de Cine de Lima y fue moderada por la periodista Katya Adaui. Esta versión ha sido editada para mayor claridad.

Nina (Guillermina Sorribes Liotta) y Amanda (María Valverde) corren hacia un automóvil rojo al anochecer. Nina sostiene un oso de peluche mientras su madre carga dos bolsas de piel color marrón.

Nina (Guillermina Sorribes Liotta) y Amanda (María Valverde)

Claudia Llosa y Samanta Schweblin Discuten “Distancia de Rescate”
En “Distancia de rescate”, el más reciente largometraje de la aclamada directora peruana Claudia Llosa, dos madres y sus respectivos hijos se ven envueltos en un enigmático drama que desdibujalas líneas entre la realidad y el misticismo, entre el miedo y el amor incondicional.

Amanda (María Valverde), una joven mujer española, está de visita en un pueblo rural de Argentina con su hija. Su marido ha prometido reunirse con ellos en unos días. Intrigada por su casual sinceridad, Amanda se hace amiga de Carola (Dolores Fonzi), una mujer local con muchas historias que contar. Desconfiada de su único hijo David (Emilio Vodanovich), cuya mirada penetrante desconcierta, Carola advierte a Amanda sobre las cosas que no puede ver pero que aún así existen.A medida que crece la confianza, un vínculo sensual e inclasificable se desarrolla entre las dos mujeres. Por medio de Carola, Amanda reconsidera el concepto de la distancia de rescate, que escuán lejos físicamente puede estar una madre de sus hijos y aún tener tiempo suficiente para interceder cuando el peligro acecha. Corrientes temáticas relacionadas con una espiritualidad poco ortodoxa y el ambientalismo fluyen a través de “Distancia de rescate” creando un complejo viaje sensorial.Llosa, cuyo segundo largometraje “La teta asustada” se convirtió en la primer película peruana nominada a Mejor Largometraje Internacional en los Premios de la Academia, continúa su reexaminación cinematográfico sobre la maternidad con un toque paranormal. Adaptada del libro epónimo de la galardonada novelista argentina Samanta Schweblin, con la participación de la autora en creación del guión, la sensual película funciona con una estructura poco convencional y usa la voz en off para colocas al espectador en un estado mental singular donde el subconsciente y la vida real se cruzan.La conversación tomo lugar como parte del más reciente Festival de Cine de Lima y fue moderada por la periodista Katya Adaui. Esta versión ha sido editada para mayor claridad.

Katya Adaui: Claudia, yo quería empezar preguntándote, ¿cómo nace el deseo de maternar “Distancia de rescate”? Y uso maternar precisamente por este vínculo sagrado que hay entre las madres y sus hijos.
Claudia Llosa: La maternidad ha sido uno de los conceptos más sacros de la historia. Es evidente que la mujer ha cambiado en los últimos 50 años. Pero no siento que el concepto de la maternidad este redefiniéndose a la misma velocidad. De alguna manera, la gran transformación de las relaciones sociales no se dan si no se dan desde el campo de lo simbólico y el cine es para mí en un espacio de construcción de lo simbólico muy importante. Por eso ha sido siempre, desde diferentes perspectivas, una obsesión analizar la maternidad. La maternidad es un reto, no solo por lo que conlleva la crianza, sino por las diversas interpretaciones que puede tener. Cuando leí “Distancia de rescate,” fue muy fuerte para mí, porque ya yo había trabajado el tema, por supuesto en “Madeiunusa,” en “La teta asustada,” en “No llores, vuela,” y “Distancia” como que atravesaba todos los temas que yo ya había trabajado, pero desde un lugar que me resultaba muy familiar y muy cotidiano y al mismo tiempo muy nuevo. Lo que más tiene que ver con esta idea en “Distancia de rescate” es este concepto de que una madre siempre sabe donde está su hijo y calcula la distancia y el tiempo en el que tiene que llegar para evitar una desgracia. Esa sensación de fatalidad, ese miedo, ese peligro está constante en la película, es lo que amenaza esa distancia de rescate que en el fondo es un hilo invisible, es esa metáfora del cordón umbilical, Quizá.

Así es, descubrimos que la maternidad es también un hilo ligero y siempre amenazado. Samanta, ¿cómo y cuándo vino a ti el concepto de “Distancia de rescate”?
Samanta Schweblin: No estaba ahí desde el principio. La verdad es que estaba escribiendo una historia donde el miedo y la idea del peligro cercano y el peligro intangible estaba muy cercano. Yo quería este miedo muy cerca del lector. Y estaba en todas las esferas de esta historia, estaba en la maternidad, estaba en la relación de los personajes entre sí y los seres que querían proteger, estaba en el problema del medio ambiente. Estaba pero no tenía nombre. Yo no creo que haya inventado nada. La distancia de rescate es algo con lo que lidiamos todos todo el tiempo, pero de pronto necesité nombrarlo de una manera concreta y me di cuenta que no tenía nombre, era algo,además, tan específico.

Yo quería preguntarle a Claudia si ser madre es vivir con miedo.
CL: Creo que no existe miedo más fuerte que el temor de perder un hijo y quizás desde la perspectiva de los hijos también ocurre lo mismo hacia los padres, especialmente cuando somos niños. Es un miedo natural, es un miedo que tenemos que hacer parte de nosotros. No podemos sobreproteger a nuestros hijos. Pero hay un miedo que para mí es muy interesante, que es menos políticamente correcto, que es un miedo que no se dice, el miedo al hijo cuando no lo reconoces, cuando se vuelve extraño a ti. Esta idea del primer momento en que te entregan un bebé, por ejemplo. Este miedo a este bebé, esta cosa narcisista de la madre, de querer reconocerse en su hijo y a veces no verlo como suyo, en el caso de la película, verlo como algo poseído, que es donde lo convierte en algo siniestro y al mismo tiempo muy interesante. No solo el miedo a la pérdida, que es algo donde nos reconocemos muy fácilmente, pero también el miedo de Carola, de desconocer a su propio hijo, que es lo que le da una profundidad al concepto del miedo en la maternidad.

David (Emilio Vodanovich) y Amanda (María Valverde) se miran a través de la ventilla de un automóvil. David aparece como un reflejo en la ventana, y Amanda parase estar nerviosa.

David (Emilio Vodanovich) y Amanda (María Valverde)

El universo de la película está absolutamente instaurado en lo femenino. Y los personajes masculinos quedan al margen. Se nota un una fascinación entre Carola y Amanda. Samanta, ¿cómo trabajaste este tema del embeleso que ni ellas terminan de comprender?
SS: Hay mucha fascinación pero también hay repulsión también por momentos. Cada una representa para la otra una idea de felicidad que no se puede tener. Cada una representa para la otra todo lo que la otra quisiera ser pero no puede, no solo a nivel personal, también en relación con sus hijos. De hecho, el diálogo que cruza toda la película, es un diálogo entre Amanda y el hijo de Carola. Y aunque no está tan explícitamente contado, también la relación entre Carola y la hija de Amanda. Uno de los grandes desafíos era que necesitaba ser un relato de mucha atención y tensión, pero construida desde un espacio de absoluto realismo y de cosas muy pequeñas que siempre estaban anclados en la mirada de Amanda y en la idea del relato que nos contamos y la revisión de ese mismo. Esta relación entre ellas dos es fuertísima. Y como vos dijiste, los hombres están ahí por su ausencia. Incluso cuando están físicamente, están ahí por su no entender lo que pasa, por no poder leer el presente. Incluso cuando están ellos, son ellas las que están accionando.

¿Cómo ha sido para ti trabajar con Claudia y como se dio esta colaboración? ¿Queríastrasladar en libro al cine?
SS: Fue todo una sorpresa. Yo había visto cuatro o cinco directores que me habían hecho propuestas concretas para llevar “Distancia” al cine y yo estaba muy asustada. Con este libro en particular sentía que era algo demasiado delicado, que era muy fácil de transformarlo en algo distinto. Estaba muy apegada a este libro. Pero cuando Claudia me escribió una carta preciosa, enseguida le dije, “Sí, juntémonos.” Nos juntamos a tomar un café y enseguida Claudia empezó a hablar de la película. Me acuerdo que me dijo, “Tengo una idea.”

Y me contó un detalle sobre cómo ella haría la adaptación que permite que la novela pase del plano de lo literario hacia lo visual. Era algo muy pequeño, pero hermoso. Esa sencillez compleja enseguida me demostró que entendía perfectamente qué era lo que no se podía tocar y qué era lo importante en esa historia. Esto pasó en los primeros diez minutos de la conversación y yo pensé, “Ella va a poder hacerlo.” Trabajando con Claudia en el guión llegamos a lugares de la historia a los que yo no había llegado con la novela. Incluso llegue a pensar, “¿Cómo me perdí esto? Para mí no fue solo que hubo un cuidado espectacular de la energía más primaria de la novela, sino que la historia creció un montón. Para mí fue un experiencia hermosa de aprendizaje.

Amanda (María Valverde) y Carola (Dolores Fonzi) se encuentra frente a frente en un granero vacío. Sus figuras apenas y se distinguen en este espacio sombrío.

Amanda (María Valverde) y Carola (Dolores Fonzi)

Claudia, nos puedes contar, ¿qué decisiones tomaron Samanta y tu sobre qué se quedaba intacto en la historia?
CL: Para mí la gran sorpresa fue cuando tuvimos que ampliar escenas de Carola y Amanda, porque la novela atraviesa de manera fracturada toda esta relación. Fueron posiblemente tres o cuatro escenas que tuvimos que ampliar para profundizar los conceptos que ya exploraba la novela pero desde una perspectiva cinematográfica. Pero la suerte, o la locura, es que empezamos escribiendo esto como una serie porque yo tenía la obsesión de que podía. Creo que eso a mí me dio el permiso de poder entrar a la novela desde otros ángulos. Eso nos permitió conocernos creativamente. Luego, orgánicamente volvimos a ala esencia de la novela, que es más como un cuento, más como una película. Es la primera adaptación que yo he hecho y yo también tenía cierto pudor. Pero en lo creativo es muy importante tener la opción de abrir otras puertas para luego saber cuándo dejas que un rayo entre.

SS: A mí me parece que fue también un gran desafío el tema de la voz en off, porque el libro está estructurado desde un diálogo entre Amanda y David. Y la voz en off es algo muy arriesgado en el cine. Yo no era tan consciente de esto cuando empecé a trabajar con Claudia. La voz en off puede ser muy potente, pero también puede cansar, la información más imprescindible no puede estar ahí. Pero las dos estábamos seguras de que era una parte esencial de la historia y que aunque la voz en off no estuviera ahí, sí había que construir una idea de que la voz en off estaba aún sucediendo. Eso fue un trabajo de muchísima delicadeza que creo que hasta el último día seguíamos ajustando líneas.

Claudia, tus películas siempre han sido muy personales. Son mujeres que están atravesando por conflictos de vida o muerte. Cuéntanos un poco más de estos viajes hacia la Profundidad.
Llosa: Creo que es curioso que me hables de un viaje, porque me lleva a “Madeinusa,” me retrocede a los inicios, porque para mí las historias llegan a un lugar tan íntimo de mi ser que a veces asusta. En perspectiva puedo ver en “Madeinusa” esta idea de la madre ausente, la liberación del padre de alguna manera, que es un poco la búsqueda de la madre y de alguna manera en ese entonces yo me estaba alejando de la madre patria. Después en “La teta asustada,” más allá de todos los temas que de por sí cargan las películas y que se conectan conmigo, esta la nostalgia, el tratar de mirar atrás desde la memoria. Después, en “No llores, vuela” la protagonista ya no es hija, ahora es madre y quizá es paralelo al momento en que yo construyo mi propia identidad desde la maternidad. “Distancia de rescate” llegó como una especie de bocanada de aire fresco para mí y me permitió revisar todo esto pero desde una perspectiva distinta. Yo me siento compenetrada con con todas las películas.